lunes, 30 de abril de 2012

Dinero público en bolsillos privados


 (Imagen tomada del blog The Green Benches)
Tony Judt  en Algo va mal ( Ill fares the land), cuenta que durante la era Thatcher de privatizaciones en Reino Unido se transfirieron 14.000 millones de libras (de entonces)  de los contribuyentes, a los accionistas e inversores de empresas privadas. A esa cifra habría que añadir otros 3.000 millones de libras en comisiones a los banqueros, que realizaron las transacciones en las privatizaciones, por lo que el estado británico desembolsó cerca de 17.000 millones de libras del dinero recaudado mediante impuestos a bolsillos privados. El equivalente al PIB de Paraguay o al presupuesto de la Universidad de Harvard.
Apenas unos días después de aprobarse la reforma del NHS ( The Health and Social Care Bill) ya se había adjudicado el contrato para prestar servicios comunitarios en el condado de Surrey ( Inglaterra), a partir del 1 de abril, por 500 millones de libras  a Virgin ,la compañía de todo tipo de cosas de Richard Branson (desde tiendas de discos a líneas aéreas). Como señalaba Max Pemberton en The Telegraph , el NHS iniciaba su camino para convertirse, de una de las mayores organizaciones de prestación de servicios sanitarios del mundo, en un sistema de aseguramiento anacrónico, un cuerpo burocrático del gobierno británico dedicado a repartir dinero público a compañías privadas. Con el agravante de que uno de los habituales argumentos utilizados para justificar la privatización de servicios es además completamente falsa: porque en Surrey uno puede elegir entre Virgin o…Virgin, a la hora de recibir asistencia comunitaria. La protesta social ha sido inmediata
Virgin no es la excepción. Apenas un mes después de la aprobación de la reforma Cameron, el NHS comienza a repartirse en pedazos al mejor postor, como señala The Green benches, el blog de Eoin Clarke de cuyo blog tomamos la imagen de este post: SERCO y Bluebird Care también van pillando cacho. La primera de ellas ya gestionaba el mantenimiento hospitalario y el servicio de ambulancias en la región de Norfolk. Como se puede comprobar, el saqueo no ha hecho más que empezar, basado en dos falacias: la primera que  la reforma no implica privatizar; la segunda que va destinada a facilitar la libertad de elección del usuario.
La comunidad valenciana, laboratorio de innovaciones sanitarias del partido conservador español (véase el famoso Modelo Alzira) acaba de poner en marcha un nuevo experimento: la adjudicación a un gestor privado de todos y cada uno de los 18 departamentos de salud, cuyos titulares asumirán la gestión y contratación de todos los servicios no sanitarios. Afortunadamente, el Vicepresidente del gobierno valenciano, Sr Ciscar, envía un mensaje tranquilizador (el personal estatutario seguirá dependiendo de la Consejería de salud), pero a la vez amenazante ( “o aplicamos modelos de colaboración publico- privada o subimos los impuestos a los valencianos en 500 euros al año”). Con la medida piensan recaudar 180 millones al año en concepto de canon, que procederá de los propios ahorros que obtengan las privadas en la gestión de los departamentos ( no dice nada de qué ocurrirá en caso de no lograrlo) . La Generalitat calcula que además la gestión privada (siempre más eficiente, ya se sabe) ahorrará otros 263 millones.
Es decir, otro ejemplo de concentración de la gestión (antes dispersa en diferentes empresas subcontratadas) en pocas manos, eso sí, privadas. El mismo vicepresidente admite que no está descartado que pueda agruparse la gestión de varios de los 18  departamentos, incluso que pueda adjudicarse a las empresas del modelo Alzira que gestionan otras 5 áreas de la comunidad valenciana. En vez de diversificar, centralizamos el riesgo.
Judt comenta también que la única razón por la que los inversores privados están dispuestos a adquirir bienes públicos en apariencia ineficientes es porque el Estado elimina o reduce su exposición al riesgo: “se embolsa los beneficios y deja que el Estado  cargue con las pérdidas... El resultado ha sido el peor  tipo de economía mixta: una empresa privada apoyada indefinidamente por fondos públicos”. Es decir, los nuevos dueños del sistema podrán correr todos los riesgos  sabedores de que el gobierno siempre acudirá al rescate. El  reciente ejemplo de la banca (demasiado grande para dejar que se hundiera) está bien presente. Ante el hipotético caso de que los adjudicatarios de los 18 departamentos valencianos tuvieran pérdidas cuantiosas, ¿qué haría  la Generalitat Valenciana?

1 comentario:

  1. Ciertamente si con las fundaciones y empresas públicas se siguió la estela del tacherismo ahora se sigue la estela de las políticas de Cameron... la pena es que de lo bueno del NHS (NICE) no se consiga copiar.

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