lunes, 10 de febrero de 2014

Ya va siendo hora de entregar el testigo



Este fin de semana se celebró en Barcelona el 1ª Forum del Movimiento Vasco de Gama, el grupo de trabajo de WONCA Europa para residentes y jóvenes médicos de familia. Movimiento que toma su nombre del explorador portugués que descubrió la ruta de las especias hacia las Indias hace más de 5 siglos, tal vez una buena metáfora de la necesidad de encontrar nuevos caminos para afrontar los complejos retos que supone hoy en Europa el ejercicio de la medicina de familia. Y de los cuales dos de los más importantes son sin duda el manejo de la incertidumbre y el abordaje de la tiranía del diagnóstico como comentaba Juan Gervas en su magnífica charla. 
No es fácil en estos momentos organizar un evento de estas características. Aún lo es menos si se pretende organizar con precios por debajo de lo que cuesta ver a Springsteen, y sin recurrir a los peligrosos patrocinios de la industria farmacéutica. Precisa de mucho trabajo, mucho entusiasmo y muchas perseverancia. Pero cuando se tienen todas estas virtudes,(casi) cualquier objetivo es posible. Gracias al silencioso trabajo del grupo español de Vasco de Gama, liderados por Raquel Gómez Bravo , cerca de doscientos médicos de familia y residentes de muy diferentes países ( no solo de Europa), encontraron el punto de encuentro para poder discutir sobre crisis y salud, salud global, desigualdades en salud, salud mental, o la "demasiada medicina" que ahoga nuestros sistemas sanitarios. 
Tuve la suerte de participar y comprobar que hay lugar para la esperanza si esta gente es capaz de mantener el entusiasmo que ahora demuestran. Que tienen (aún) otra forma de participar, preguntar, discutir, ovacionar. Que aún creen que merece la pena ser médico de familia. Hay mucho talento en aquellos que tienen un futuro mucho más incierto que los que les precedieron. Los que el único trabajo que encuentran es uno  precario en un servicio de urgencias, los que ven como sus propios colegas de mayor experiencia y sabiduría gestora les rescinden un contrato el viernes para renovárselo el lunes ; aquellos que tienen que comenzar una nueva especialidad ante la falta de opciones para la medicina de familia que un día eligieron, o irse fuera porque aquí simplemente no hay futuro. 
Es poco discutible que las políticas de la mal llamada austeridad, limitada a realizar recortes indiscriminados, con especial énfasis en la atención primaria, son las principales causas de ello. Pero no deberíamos olvidar la responsabilidad de los que les precedimos, la generación que lleva décadas controlando las organizaciones profesionales, la gestión sanitaria, la investigación, la docencia, las publicaciones. A nivel nacional e internacional. El tapón que impide que nadie por debajo de cuarenta años pueda ser el máximo responsable de cualquier tipo de proyecto o institución, con el argumento de que “no tiene suficiente experiencia”. Argumento que, sin embargo, no existía cuando se inició la reforma de la atención primaria en España hace más de 30 años, época en que no era nada difícil encontrar a gente por debajo de 35 e incluso de 30 años dirigiendo una sociedad científica, un distrito de atención primaria o una escuela de salud pública. Urge ya darles espacio. Permitir que sean capaces de cambiar de una vez y para siempre la estructura de congresos propia del siglo XIX, los sistemas de deliberación y decisión, y por supuesto nuestras propias organizaciones, que deberían ser diseñadas y gestionadas por personas que están mucho más cerca de lo que los pacientes del siglo XXI pueden esperar recibir de un sistema sanitario.
Que lo hagan no es garantía alguna de que lo vayan a hacer bien. Pero tampoco lo fue en las generaciones que les precedieron, capaces de grandes avances y de penosos fracasos. No es suficiente tener en nuestras sociedades vocalías de jóvenes residentes, poner a alguien joven en las juntas directivas, permitirles que organicen las jornadas de residentes. Deben coger de una vez el testigo. Los consejos de ancianos siempre podrían ser útiles, pero llegó el momento de darles de una vez la oportunidad a los que llevan mucho tiempo mereciéndolo. Afortunadamente sobra el talento entre los jóvenes médicos de familia. Es su turno.

5 comentarios:

  1. Hay una reflexión en este post que creo que no sólo es pertinente en Medicina de Familia; opino que también lo es para todas las especialidades. Se trata de la relativa a los “ancianos”.
    Coincido en que son precisamente los jóvenes los que deben acometer reformas necesarias en el modo de concebir la práctica asistencial, especialmente en una época que arrastra las malas consecuencias del pasado reciente en forma de medicalización de lo normal, obsesión por los cribados y de sacralización de protocolos.
    Dices, y dices bien, que “Los consejos de ancianos siempre podrían ser útiles”. Sí y no. Depende. Yo tengo ahora 60 años y me veo en el otoño profesional, pero aun me falta un poco para la ancianidad (si no se da una alternativa peor). Y lo que percibo es que, en nuestro medio, se dan dos tipos de ancianos, ambos alejados de ese deseo que enuncias. Por un lado, hay los ancianos que se aferran a un poder clientelar (práctica común en Galicia), situando a todos sus amigos jóvenes en puestos directivos y privando de modo aparentemente paradójico, desde la juventud de éstos, la llegada de la renovación juvenil necesaria. Por otro, veo los que no tienen poder ninguno y pasan a sufrir en carne propia, como pacientes, la desconsideración más absoluta de quienes un día fueron supuestos compañeros de trabajo (conozco casos sangrantes). Es decir, no veo, hoy por hoy, esa posibilidad deseable de un “consejo de ancianos”. Claro que la sociedad, en general, tampoco estima mucho que digamos a los viejos.
    En cualquier caso, coincido en tu conclusión final: “Es su turno”. Es la hora de que lo bueno de la juventud revitalice la Medicina, afrontando los riesgos inherentes. Nada peor que la fosilización.

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  2. Que pena eso que cuentas Javier, pero coincido contigo. Tambien de acuerdo con Sergio y le entiendo ... pero ya sabeis como es el ser humano y lo que le gusta el poder ... veo dificil que cambien las cosas, pero denuciarlo publicamente y crear opinión quizá sea el primer paso.

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    1. Bueno, yo creo que, a pesar de los pesares, hay que ser optimista. Que exista este blog de Sergio (hombre sabio, prudente y constante donde los haya) y otros que van en la misma línea de una mejor medicina (más humana y no por ello menos científica) sostiene esa ilusión. Quizá lo mejor sea cierto realismo y coincido contigo en que puede ser bueno mostrar la crudeza de algunas situaciones para poder mejorarlas.

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  3. Totalmente de acuerdo, es hora de dejar paso a los jóvenes, porqué está claro que en parte estamos donde estamos por "culpa" de los seniors (que nadie se enfade...) Pero tengo la impresión que se está muy agustito ocupando el cargo, cosa muy humana y muy de nuestros tiempos. Saludos y felicidades por el Blog!

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  4. Muchas gracias a Javier, Elena y Jordi. El papel de los diferentes grupos erarios es dependiente de las culturas. En ese aspecto siempre admiré a los pueblos "primitivos" indígenas e incultos de Norteamérica y la distribución equilibrada de papeles dentro de la tribu.
    Habia líderes de guerra y de paz ( y nunca podrían ser los mismos), payasos respetados ( heyokas), o gente que hacia las cosas sistemáticamente al revés ( contrarios).
    Los ancianos jugaban un papel fundamental. No dirigían el día a día de la tribu, pero se los consultaba siempre ante asuntos graves para la supervivencia de la tribu. Su experiencia era un tesoro.
    Nosotros preferimos organizaciones que no dejan el paso a los jóvenes. Y que a la vez elimina a ancianos de 50 años a la primera ocasión.
    Nosotros, ancianos ya, podemos aportar sin duda. Pero el momento es ya suyo...creo

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