viernes, 26 de diciembre de 2014

¿Qué clase de democracia es ésta?

Richard Wilkinson y Kate Pickett escribieron en 2009 uno de los libros más importantes en la historia de la salud pública: The spirit level: why more equal societies almost always do better. Esta semana escribían el editorial del BMJ de título suficientemente ilustrativo: How 21ts Century capitalism is failing us ( Cómo el capitalismo del siglo XXI nos está fallando”)
En él revisan tres libros publicados durante 2014 que se han convertido en sorprendentes best Sellers: El primero es el inevitable El Capital de Thomas Piketty; el segundo el This changes everything de Naomi Klein ; el último , Letal but legal de Nicholas Freudenberg.
El voluminos texto de Piketty pone de manifiesto que de poco van a servir reformas cosméticas cuando el problema reside en que el incremento de la inequidad está profundamente enraizado en las entrañas del capitalismo.
El libro de Klein, subtitulado “Capitalism vs Clime” plantea la desigual guerra entre los defensores de un planeta habitable y las grandes corporaciones multinacionales , dispuestas a mentir, comprar , sobornar o llegado el caso asesinar, con tal de mantener sus beneficios.
Letal pero legal, el libro de Freudenberg, demuestra cómo las industrias de la alimentación, el alcohol, el tabaco, los medicamentos o el armamento suponen la mayor amenaza existente para la salud pública. Emplean su ingente riqueza en el uso de todo tipo de medios, legales e ilegales, para condicionar los sistemas de regulación ( un ejemplo es el TTIP del que llevamos hablando mucho tiempo aquí, y que sigue ignorando un partido tan “progresista” como el PSOE ), comprar políticos y  maximizar las ventas de esos productos que minan nuestra salud.
El Bureau of Investigative Journalism calcula que solo en Gran Bretaña la industria de servicios financieros gasta más de 92 millones de libras al año realizando actividades de lobby sobre políticos y reguladores, en una permanente “ guerra de erosión”. Si a eso añadimos lo que realizan el resto de sectores ( farmacéutico, alimentario, combustibles fósiles) podemos darnos una idea de la situación: el proceso que una vez fue democrático se encuentra seriamente comprometido.
Wilkinson y Pickett califican la conducta de estas empresas simplemente de antisocial. El 83% de las 100 primeras empresas norteamericanas utilizaba en 2008 paraísos fiscales; en Europa la cifra alcanzaba a 99 de 100. Más de 34 billones de libras se calcula que pierde solamente Reino Unido en fraude fiscal. La actividad en los juzgados españoles demuestra que este tipo de comportamientos son consustanciales con la política española desde hace tiempo.
Pero junto al fraude y la manipulación de las voluntades políticas que “supuestamente” dicen representar los intereses de su electores, otro instrumento es especialmente necesario para crear este estado de cosas. Layte y Whelan demostraron la relación entre la ansiedad por el estatus social y el crecimiento de la inequidad.  No se trata sólo de incitar el consumo por el simple hecho de consumir ( algo tan evidente en estas fechas en las que los que aún tienen dinero se dedican buscar a sus hijos los regalos que no existen, porque el resto los tiene todos), sino algo aún más maquiavélico: trabajamos más horas, ahorramos menos y pedimos más préstamos solo para poder aparentar a través de nuestras compras que tenemos más que los demás. En definitiva, damos la mayor de las prioridades a comprar status.
En una situación en la que , como señalan Wilkinson y Pickett, las grandes corporaciones multinacionales son tan poderosas que todos los gobiernos tienen miedo de tocarlas, de simplemente incomodarlas ligeramente, seguir creyendo que vivimos en países democráticos es simplemente un sarcasmo.
Posiblemente no haya alternativas. No podemos luchar y mucho menos vencer a los que no reparan en emplear cualquier medio para seguir incrementando sus beneficios a costa de la miseria, la explotación, la manipulación la muerte de millones de personas. Pero por favor, que dejen de intentar convencernos que esto es una democracia

4 comentarios:

  1. Una pregunta interesante que concluye con una respuesta aparentemente pesimista. Digo aparentemente, porque me consta que el autor de este blog es realista y, por eso, este blog mismo es factible; desde el realismo, pues un pesimismo radical lo haría innecesario. Y, sin embargo, el blog sigue existiendo para bien nuestro, manteniendo en su conjunto una esperanza
    Y así, creo que es necesaria una respuesta ilusionada a la pregunta inicial. De ilusión de iluso y de ilusión de humano porque ésta es una democracia que conserva lo básico: la posibilidad de hacerla de verdad, de restablecer los valores perdidos, de decir basta ya a tanta miseria humana.
    La globalización tiene mucho de malo, especialmente la pérdida de soberanía por concederla a amos incorpóreos como las grandes firmas multinacionales.
    Por eso se impone una restauración de lo propio, de la polis. Es preciso que la ley de la ciudad prevalezca frente a la barbarie. Y, por eso, gracias a lo que queda de democracia, podemos decir que los traidores a ella, a nuestro país, no podrán con nosotros. Los echaremos.

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    1. Muchas gracias Javier. No solo por este comentario, sino por mantener un permanente ejercicio de compromiso, responsabilidad y talento.
      Si, no podrán con nosotros. Mientras seamos capaces de continuar , no lo podrán conseguir

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  2. Hace dos días, el día del nacimiento de alguien que tan estrepitosamente redentor como encubridor, me he sentido aplastado en la que era una cómoda butaca de cine. "La sal de la tierra", película dirigida por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado -hijo de Sebastião-, constituye un manifiesto visual desde el que se nos estampa contra nuestra propia conciencia. El fotógrafo Sebastião Salgado, testigo de dramáticos conflictos internacionales en los cinco continentes, nos hace reflexionar a golpe de martillo sobre las desgarradas tinieblas que configuran la condición humana. La denuncia es tan dramática que aniquila cualquier resorte y esperanza.
    Es cierto que nuestro mundo consumista lo reducimos a satisfacer inmediatas recompensas -aquí, ahora y ya-, asirnos al confort más estático y apuntarnos a la última queja, tan cierto como que son decisiones políticas supranacionales las que condenan una y otra vez a la migración y a la muerte, sin alimento ni protección, a una población inmensa en África central. Todos formamos parte del engranaje y lo sabemos, de la misma manera que, tal y como apuntas, Layte y Whelan demuestran la relación entre la ansiedad por el status social y el crecimiento de la inequidad.
    Sebastião nos abraza con una alternativa y nos abre una puerta de esperanza en el encuentro y respeto por la naturaleza, que nos hace más solidarios, más humildes y nos ofrece además posibilidades de disfrute. Todos sabemos también que un mundo de grandes corporaciones multinacionales sustentadas en los pilares del sistema capitalista es incompatible actualmente con un planeta sostenible. En este escenario, solo rebelándose desde el corazón, además de hacernos más justos y solidarios, podría asegurar nuestra propia supervivencia.

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    1. Un millón de gracias Rafa. Tu entrada y la de Javier son infinitamente más grandes que cualquier cosa que pueda publcar como post. A Salgado me lo dio a conocer mi amigo Jose Antonio Bastos el presidente de Medicos sin Fronteras, en una de las experiencias sobre el terreno que Salgado tuvo. Alguien que nunca ha renunicado al compromiso
      Luchar contra gigantes siempre fue dificil. Pero rebelandonos desde el corazón, como señalas, siepre sera posible

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