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domingo, 4 de enero de 2015

2015: ahora o nunca

“Pedimos a lo imprevisible que frustre lo esperado”
René Char

No hay nada más cansino que empezar el año llorando por la leche derramada. Por esa Atención Primaría que debió ser y se perdió por el camino. Llevamos demasiado tiempo lamentándonos como plañideras desde la comodidad del sofá.  El análisis de situación ya está hecho: no hay más que remitirse a lo que llevan años escribiendo Juan Gervas, Rafa Bravo, Vicente Baos, Juan Simó, Salvador Casado, Javier Padilla o tantos otros colegas para verlo.
Pasan los años y la atención primaria se va desvaneciendo como el recuerdo de los sueños de un adolescente: disminución constante e indisimulada de presupuestos, cierre de centros y consultorios, reducción continuada de salarios, desaparición del concepto de “sustitución”, explotación generalizada de eventuales, indiferencia ante la sangría que supone la emigración obligada de tantos profesionales para los que aquí no hay futuro.
Los clásicos atributos de Barbara Starfield que hacen a la atención primaria imprescindible en un sistema sanitario, y que llevamos años repitiendo como una letanía( accesibilidad, longitudinalidad, integralidad, coordinación) van pervirtiéndose y abandonándose sin que hagamos el más mínimo esfuerzo por evitarlo.
Entramos en 2015 donde, como comentaba Rafa del Pino en su comentario al último post, “ nos espera un año multielectoral de desmedidos ladridos o  de bolsillos rebosantes de confeti”. La práctica totalidad de las comunidades autónomas (de cuyas decisiones dependerá la resucitación cardiopulmonar o la muerte definitiva de la Atención primaria) , tendrán elecciones durante este año.
Tristemente, los políticos españoles solo son relativamente sensibles a las demandas sociales en los meses que anteceden a una consulta electoral. El resto del tiempo desprecian cualquier opinión, propuesta o reivindicación que no se alinee con sus propios intereses. Ignoran las peticiones de reformas , negociaciones  o acuerdos, en especial si tienen mayorías absolutas, ya sea directas o consolidadas con pactos de gobierno. Pero en los meses previos aparece una grieta en la muralla de sordera de la que se rodean. Surge el miedo a la exposición pública de sus vergüenzas, a sus incumplimientos  electorales flagrantes, a sus recortes indiscriminados y salvajes, a sus políticas de deterioro  y menoscabo del sistema sanitario público. Y ahí se abre una brecha, una pequeña ventana de oportunidad, que se cerrará tan pronto como se constituyan los nuevos gobiernos, cuando volverá a cerrarse la muralla, redoblándose la dotación de la guardia para evitar cualquier asalto.
Durante los escasos meses que restan hasta las respectivas elecciones, prodigarán sus halagos a la atención primaria, dirán una vez más que ellos siempre han sido sus más firmes defensores, hasta es posible que vuelvan a sacar algún viejo conejo de la chistera, como aquella lastimosa estrategia AP XXI del año 2006.
Parafraseando a Allan Moore en V de Vendetta, “La Atención primaria no debería temer a sus gobernantes; son los gobernantes los que deberían temer a la Atención primaria”.
Esta  es una buena oportunidad, tal vez la última, de demostrar a todos los partidos políticos de este país  de que los profesionales de Atención primaria están hartos, de que no se va a dar un paso atrás para evitar su deterioro irreparable. De que cuestiones como la recuperación de la verdadera autonomía profesional (no la que ellos proponen), la mejora de las condiciones de trabajo ( incluidas las retributivas) o la apertura de procesos regulares, transparentes y racionales de ofertas de trabajo estable para tantos profesionales explotados y maltratados es sencillamente innegociable.
La responsabilidad que tienen en ello las sociedades científicas de atención primaria, los colegios profesionales o los sindicatos es enorme. Pero también lo es la que tenemos cada uno de nosotros para decir basta ya.
Podemos no hacerlo por supuesto, pero entonces deberemos dejar de lamentarnos de lo que hemos contribuido a perder.


6 comentarios:

  1. Exacto. Es ahora cuando sobran los lamentos y es la hora de decir que se acabó el pastel de la confianza en ... ¿representantes?
    El daño infringido a la sanidad pública puede y debe ser reparado, pero no parece lógico confiar en que lo haga precisamente quien lo ha causado.
    Sergio se queja, y con razón, del mal ocasionado a la Atención Primaria, pero no es menor el que ha sufrido la medicina hospitalaria con la decisión de jubilaciones abruptas con una tasa de reposición muy escasa y sin transmisión adecuada de saber clínico, con nombramientos de confianza por docilidad, etc., etc. ¿Para qué repetir lo dicho tantas veces?
    A pesar del hospital-centrismo, o quizá paradójicamente por él, los hospitales son menos hospitalarios que nunca y la medicina que se hace en ellos desciende peligrosamente al nivel más elemental de la atención clínica.
    Seré claro. Tenemos un ejemplo, entre muchos. Es el RD 16/2012. Lleva, además de la Real firma, pues Real Decreto es, la firma del PP. Yo votaré en contra de ese partido que encarna lo peor de la derecha nacional, lo rancio, el neodarwinismo idiota al que un día se refirió Rajoy en una entrevista en prensa.
    Sergio alude a la deseable responsabilidad de sociedades científicas y colegios profesionales. Creo que lo hace por decoro, por el señorío que tiene, sabiendo que clama en el desierto. Es más pertinente, por realista, su alusión a la responsabilidad de cada uno de nosotros.
    Este magnífico blog merece sustentar la reflexión sosegada en temas profesionales pero, para ello, es precisa la acción política que lo permita, el voto decisivo que diga basta. Y que, a partir de entonces, de ese necesario punto de inflexión en lo político, podamos de nuevo dedicarnos a hablar de lo que realmente queremos, de Medicina en su más noble sentido.

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  2. Muchas gracias una vez más Javier, y feliz año. El daño como bien señalas no se limita a la atención primaria; el deterioro y el daño en los hospitales no es pequeño, tal y como puedo conocer a través de muchos colegas que, como tu, trabajan allí.
    Para mi el problema más angustioso es saber que el grado de acuerdo sobre que las cosas van mal es generalizado y sin embargo la respuesta activa frente a todo ello sea prácticamente inexistente
    Y mientras tanto los gobernantes siguen avanzando en sus disparates ante la ausencia absoluta de resistencia
    ¿Hasta cuando?

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  3. Amigo Sergio, como siempre oportunas , ajustadas y contundentes tus reflexiones sobre el devenir del Sistema Sanitario y en concreto del deterioro del la Atención Primaria. Se va a necesitar muchas agallas para reorientar las políticas, priorizando la inversión en políticas públicas( educación , salud , dependencia etc) y la competencia entre ellas sera feroz. Una vez más necesitaremos que se visualice una apuesta en recursos y la mejor inteligencia de los profesionales, desde luego estos también tienen la responsabilidad de señalar lineas rojas y los mejores caminos para recuperar las constantes vitales del sistemas ya muy magullado. En ese camino nos veremos....

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  4. Muchas gracias Jesus. Comentas otro aspecto clave y muy peligroso. Que consideremos que la competencia está entre las differentes parcelas de lo público cuando el problea de base es que se asfixia al conjunto de lo publico
    Un abrazo

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  5. Es el momento efectivamente, el año electoral, para conseguir -nada de intentar- promesas, e incluso que figuren en algún programa electoral que, en caso de que los afortunados en la tombola lleguen al poder, queden plasmadas en decretos leyes y reglamentos que... no están obligados a cumplirse.
    ¿De que estamos hablando? Credibilidad nula de un sistema en el que el declive de la sanidad es solo un síntoma (síntoma sanitario, tiene mandanga) y cuyas perspectivas solo podremos vislumbrar desde el fondo, en cuanto lleguemos.
    El resto de esfuerzos bienintencionados, como los vuestros, corre el peligro de convertirse en coartada para los responsables, de espesa niebla que impida ver con claridad.
    Saludos y ánimo compañeros.

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